Logros · Rescate del Sarape de Saltillo (parte II)

Uno de los proyectos de rescate que realiza Fomento Cultural Banamex, A.C. a través del Programa de Apoyo al Arte Popular, es la recuperación de la técnica tradicional del sarape de Saltillo clásico, retomando proceso de producción y desarrollando una investigación de la técnica junto con el maestro artesano, tomando en cuenta el material a usar, los hilos por pulgada, tonos de tintes naturales, motivos decorativos, medidas, entre otros factores.

Del tradicional sarape de Saltillo se perdía la pericia técnica para manejar tejidos tan finos como los de 22, 24, 26 y hasta 28 hilos por pulgada, por lo que muchos sarapes finos se dejaron de tejer desde el siglo XIX.

Este proyecto de rescate se inició originalmente en 2007, con el objetivo de recuperar de manera integral el conocimiento sobre el tejido del sarape de Saltillo. En el año 2013, el Maestro Román Gutiérrez Ruiz fue encomendado por el Programa de Apoyo al Arte Popular de Fomento Cultural Banamex, A.C., para realizar el proyecto “Rescate del antiguo sarape de Saltillo”, cuya pieza formaría parte de la colección Grandes Maestros del Arte Popular de México.

Román Gutiérrez Ruiz es un tejedor destacado de Teotitlán del Valle, Oaxaca en la elaboración de gabanes y sarapes, además de ser uno de los pocos artesanos que ha logrado rescatar magistralmente el estilo de Saltillo, que consiste en un tejido en telar de pedal, con urdimbre de algodón y trama combinada con hilos de seda, lana, oro y plata. La pieza que realizó fue tejida a 24 hilos por pulgada en urdimbre y con diseño en cara de trama, constituido por elementos tradicionales como rombos, “cocoles”, grecas y otros más, tomando como base los diseños tradicionales de los antiguos sarapes.

Para este objetivo, el artesano Román Gutiérrez, contó con el apoyo y la colaboración del Gran Maestro Modesto Nava, originario de Gualupita, Estado de México, ya que sus técnicas, tanto de teñido como de tejido, resultaron un elemento enriquecedor al rescate integral de cada técnica y proceso insertos en la creación de la pieza. La primera parte de este proyecto está relatada en el siguiente enlace.

El diseño de diamantes en los sarapes se han mantenido hasta hoy, pero además se enriqueció el proyecto incluyendo investigación bibliográfica y se contó con la colaboración de algunos museos como el Franz Mayer para revisar piezas antiguas.

Sobre el fondo blanco, tejido en seda, el maestro Román trabajó todos sus diseños en una diversa gama de azules, que van desde el tono cielo hasta el tradicional índigo. Toda la tonalidad fue obtenida con añil, bajo la tutoría del maestro Modesto Nava, quien le asesoró para teñir sus madejas; tanto las de lana como las de seda.

Tras un arduo proceso de tejido a lo largo de 25 meses, cuya duración estuvo financiada por Fomento Cultural Banamex, A.C., el artista logró recrear una de las piezas más precisas, en cuanto su diseño y proporción, y más complejas, en lo relativo a la técnica y proceso de tejido. A diferencia de la tradicional técnica, que consiste en seguir visualmente un esquema que se coloca debajo o sobre la urdimbre, el maestro Román trabajó el tejido de todo el sarape logrando el diseño por contabilidad.

Con el uso de esta técnica, entre otras cosas, el maestro Román logró resolver los problemas de asimetría en el tejido de los diseños característicos de esta tradición, como se evidencia en los sarapes antiguos, los cuales eran tejidos en dos lienzos y al unirlos se desfasaban entre sí hasta por dos pulgadas.

Este nuevo sarape saltillero utilizó mayas de nylon en lugar de mayas metálicas o de algodón, y papel milimétrico para proyectar el diseño de la pieza, que sirvió de base para la técnica de contabilidad en donde cada milímetro en el papel corresponde exactamente a una vuelta en el tejido. Como resultado, el artesano logra un elevado control de su tejido pues lo va realizando por conteo de hilos de urdimbre y no de «a ojo”.

Además de la simetría, otras diferencias que tiene este sarape con los tradicionales saltilleros es que los antiguos son de menos de 20 hilos por pulgada, utilizan poca combinación de materiales, y sus diseños son más burdos, pues sus hilos son gruesos de bajo calibre (40,30, etc).

¿Cuáles fueron las dificultades que tuvo el artesano a la hora de la elaboración de esta pieza?

· Trabajar con seda, que no se había usado nunca para estos sarapes. Mientras que el algodón y la lana son mexicanos. La seda es china y los hilos metálicos son europeos.

· La utilización de hilos de oro y plata tiene un comportamiento muy distinto a los hilos de fibra natural, pues son muy duros y cuesta mucho trabajo entramarlos.

· El trabajar con hilaturas muy finas (calibre 80) aumenta mucho el grado de dificultad del tejido pues hay que entramar alrededor de 1130 hilos por vuelta. Esto significa que en una sesión de 12 horas de trabajo sólo se puede alcanzar a tejer alrededor de un centímetro, utilizando peines muy finos.

Este es el segundo sarape que el maestro artesano Román Gutiérrez trabaja para Fomento Cultural Banamex, A.C. El primero (realizado en 2009) se exhibe actualmente en el Natural History Museum de la ciudad de Los Ángeles, California, como parte de la exposición “Grandes Maestros del Arte Popular de Iberoamérica. Colección Fomento Cultural Banamex”.

El resultado de este proyecto es un genuino sarape de Saltillo, realizado bajo las antiguas técnicas de producción de este tipo de prenda masculina de los siglos XVIII al XIX, que a la vez integró elementos de innovación que permitirán asegurar su producción en la actualidad, transmitiendo los conocimientos de elaboración a las jóvenes generaciones, sin menoscabo de su originalidad y tradición.

Para dar continuidad, se pretende que tanto el maestro Román como Modesto puedan capacitar a otros artesanos y transmitirles su conocimiento. Para el próximo proyecto, se buscará capacitar al maestro artesano José Luis Romano, originario de Tlaxcala.

Fomento Cultural Banamex, A.C., promueve el desarrollo del arte popular en México a través del programa de Apoyo al Arte Popular, creado desde 1996, en el que reconoce la calidad técnica y el valor patrimonial de más de 500 Grandes Maestros artesanos del país.

Para continuar con  la preservación del arte popular, la fundación ha trabajado por más de 15 años en difundir el trabajo de los Grandes Maestros artesanos a través de exposiciones, publicaciones, organización de talleres -para involucrar a las nuevas generaciones- además de participar con otras instituciones en la realización de concursos, en los que los creadores participan con sus mejores piezas.